POR PAJARES (2007):

En septiembre de 1983 yo tenía 17 años. Mi hermano mayor tenía que irse a la mili, aquella pesada cosa que se hacía en tiempos casi sin remedio. Para acabar de joderla le tocó Tenerife, un destino chungo, lejano, incierto…
…él y yo dormíamos en la misma habitación, la típica con dos camas, una mesita y un armario compartido. Pasó a ser dominio mío durante un año en que, sin saberlo yo aún, cambiarían mucho nuestras vidas.
Yo estudiaba en el instituto de La Palomera. Bueno, más bien iba mucho por la zona, pero más bien por los bares (el Baikal) y las salas de juego (El Cicuta-“en la sala de juegos, aprendí algunos trucos, conocí a los Stones, haciendo novillos…”). Empezaba, vagamente, a tener algunas inquietudes culturales no demasiado bien concretadas en nada. Algún relato en la revista del instituto, el grupo de teatro…todo menos estudiar. Y había caído en mis manos una guitarra acústica. Una copia bastante buena de una Gibson J-200. Nadie me enseñó a tocarla. Empezaron a salir acordes a base de prueba/error, prueba/error, pero todo era aún muy difuso. La música que había escuchado hasta entonces era, ciertamente, muy dispersa. Algo de Elvis, algo de Bob Marley, mucho rock sinfónico (King Crimson sobre todo, Jethro Tull también) y todo lo de las rockolas de los futbolines, que no era malo en absoluto. Pero en verano del 83 empecé a escuchar Radio 3 por las noches, en un pequeño transistor que había sobre mi mesita de noche, en esa habitación que mi hermano había dejado tan vacía. Y se produjo la metamorfosis. Lo que sonaba entonces por las noches era el Diario Pop, presentado por Ordovás, Diego Manrique y un novato Chema Rey. Yo me acostaba a las 11 y en la oscuridad del cuarto sonaban Desechables, Kaka de Luxe, los primerísimos Caligari, Los Decibelios, Elvis Costello, Graham Parker, Ian Dury & The Blockheads, Parálisis Permanente, Golpes Bajos, Radio Futura…música moderna. Tan moderna que tardé meses en reponerme del shock. Y así, adolescente despistado con nuevos gustos, con mi hermano y referente lejos y los cuatro acordes que ya ponía con garbo en mi Gibson acústica de imitación, una tarde sonó el teléfono. Era Zapi.
A ver, Zapi y yo nos conocíamos del barrio de toda la vida, pero la llamada me extrañó porque él, de quien era amigo en realidad, era de mi hermano. Aquella llamada unió a dos almas que echaban de menos a una tercera, la que el Ejército de Tierra tenía secuestrada en Tenerife. Empezamos a callejear juntos. El CCAN fue durante mucho tiempo nuestro cuartel general. Allí bebíamos, fumábamos, intentábamos ligar y completábamos nuestra educación musical con las exquisiteces que Rafina, Manolón, Aurora y Charo defendían. Contracultura, diversión y largas noches. La hermana de Zapi salía entonces con un tipo, El Socio, que a la sazón era baterista. La última pieza del puzzle encajaba. La primera formación de Deicidas (guitarra, batería y voz) se estrenó en el local de ensayo a mediados de setiembre de 1983, al mismo tiempo que Andoni Goicoetxea le rompía los ligamentos a Maradona. Está claro que, entre Andoni y los Deicidas, setiembre del 83 no fue un buen año para dios.
Continuará…

http://electricarocks.blogspot.com/search/label/25%20a%C3%B1os%20siendo%20un%20Deicida

 

POR CARLOS DEL RIEGO 2007

REVISTA CONMdeMUSICA, Nº 48, 2007

VUELVEN LOS CUATREROS

“Cuatreros de ganado, en el tren de Matallana, ganadero, revisor vuelan por la ventana, las reses mugen locas, mientras saltan del vagón, ni Texas ni Arizona el oeste está en León "

Son algunos de los versos del clásico 'Cuatreros' del histórico grupo leonés Deicidas, que decidieron dar un concierto (para recordar viejos tiempos, por las irrefrenables ganas de algunos de volver a un escenario o simplemente para pasárselo bien, vaya usted a saber) en la celebración del aniversario de la página web musical leonesa.
elrin.com. Será el 20 de diciembre, junto a otros grupos leoneses, en la sala Studio 54 de León ¿Una ocasión o un renacer?

Esa emblemática canción fue el tema central de la película A galope tendido, de Julio Suárez y tal vez la más conocida de la banda. Sin embargo, Deicidas hicieron más, mucho más.
Llevaban separados más de una década y todo hacía presumir que Decidas ya era sólo recuerdo. Sin embargo, la web musical leonesa elrin.com, que todos los años hace una fiesta de aniversario con la recuperación de algún grupo de otro tiempo, consiguió que José Luis Pajares y Felipe Zapico (rostros del grupo, aunque Deicidas no fueran ellos dos solos) se dejaran seducir por el encanto de un prometedor regreso.

En sus diez años de exIstencia el Pájaro escribía las canciones y hacía los coros a Zapico, el enorme vocalista cuya sola presencia era como un puñetazo en el ojo. Pero Deicidas no eran sólo ellos, puesto que en sus filas estuvieron otros músicos de gran relieve y carácter (incluyendo a la hoy artista multimedia Dora García). La banda se pasó alrededor de diez años en la carretera, disolviéndose a mediados de los noventa. En ese tiempo el grupo publicó un par de álbumes (Epístolas y Landrú se divierte), varios singles y epés (singles de cuatro temas) y canciones en diversos recopilatorios (Teloneros o Las estrellas de Pigs). Entre sus títulos emblemáticos pueden citarse títulos emblemáticos como Cuatreros, Mira como tiemblo, Déjate melena, Camionero de fortuna o El regreso de los jipis...

Deicidas es un grupo muy recordado, ante todo por los ingeniosos textos creados por Pajares para que Zapico los lanzara como proyectiles. Esa fue siempre la esencia de la banda, la potente voz del mastodóntico Felipe Zapico cantando las siempre bien construidas canciones de José Luis Pajares, gran guitarrista y reconocido compositor; el resto de la banda fue bastante cambiante aunque estable. Su estilo se movía entre un punk-rock irreverente con textos ocurrentes, graciosos e irónicos, y un pop enérgico y vitalista con gran presencia de la melodía y letras cotidianas y urbanas sus conciertos eran muy festivos, con Zapico dominando, casi increpando al público, y con Pajares dirigiendo desde su guitarra. Fueron uno de los grupos emblemáticos de León en aquellos últimos ochenta y primeros noventa. Su canción Cuatreros se convirtió en himno al ser el tema principal de aquella película, ¿o fue al revés?

Ellos son los protagonistas de la fiesta de elrin.com (el 20 de diciembre en la sala Studio 54 de León), pero no los únicos en actuar. Va a ser una noche muy especial, y no sería nada extraño que muchos de los protagonistas de aquella explosión musical que vivió León en los años de Deicidas salgan de sus cuarteles y se dejen ver. ¿Nostalgia? ¿y si Cardíacos (lo que queda) dieran un concierto como este en un futuro no muy lejano?

La histórica formación leonesa Deicidas vuelve a la vida en el aniversario de una pagina web musical leonesa. El vozarrón de Zapico y la guitarra de Pajares, otra vez en escena. Créetelo, es cierto, es el día 20 de diciembre

 

Esto es lo que ha dicho Alex Cooper sobre Pájaro: 

La primera vez que vi al Pájaro fue en el Instituto, se había organizado la segunda edición de un concurso de rock y yo me presentaba con mi nuevo grupo, OPERA PRIMA. 

Estábamos esperando en la puerta del salón de actos cuando vimos aparecer por las escaleras una pandilla de freaks de asustar: un gordo brutal con camiseta de mangas recortadas y guantes de fregar traía amarrada a Dora, la chica del CCAN de la que todas estábamos enamorados, una tía que llevaba cresta, era preciosa y según nos habían contado tenía un bajo y estaba montando un grupo punk. 
A su lado venían otros dos tipos vestidos de negro, gabardinas, gafas de sol y pelo de punta. El de las baquetas parecía el cantante de Bauhaus, el otro traía la guitarra en la mano, sin funda ni nada (sabían lo que era causar impresión). 

El de la guitarra era el Pájaro; el grupo, Los Deicidas. Nosotros ganamos en la eliminatoria, y así conseguimos el odio eterno de los jevis de la ciudad, pero en la final (que se celebró en La Mandrágora, junto a la Fuga y Odessa) fueron Los Deicidas los que se llevaron el gato al agua. Hacían un poco lo que todos, power pop o poprock acelerado con mucha influencia del punk del 77 y de Siniestro Total, con riffs de guitarra en plan Wilco Johnson y voz cazallera... Zapico, el cantante se olvidaba a menudo de las letras, así que las llevaba escritas en folios y al terminar el tema se los tiraba al público con desprecio. 

Tenían canciones cojonudas, todas del Pájaro, canciones arriesgadas e incluso violentas, llenas de desparpajo y chulería adolescente. Pero de entre todas sobresalía PODER DE SEDUCCION, que se convirtió en el himno oficioso de aquellos días de "new wave" local, un puto hit, señores. 
El Pájaro decidió muy pronto que la vida en casa de los "papis" no era para él y, antes que muchos otros, se piró a vivir por ahí, a trabajar en bares poniendo música y copas, se compró una telecaster y se lanzó de cabeza a la noche, dispuesto a experimentar todo lo que se encontrara por el camino. Recuerdo que incluso fue mod un par de días (le vi con una gabardina y una chapa de los Who un día y me contó que se había hecho mod. A la semana me comentó, desencantado, que se había dado cuenta de que MANGAS CORTAS era una versión y Los Elegantes unos moñas, que pasaba del tema!!) . Se convirtió en el dj residente del BERLIN y allí pudimos vivir grandes noches de rock y pop, con los Jam, Clash, Costello, Green on Red, Smithereens, REM, y también los primeros balbuceos de la recuperación sixties (el Shout de Lulu,una fiesta Kinks memorable en el 86), la conexión cardiaca y las Producciones Imperfectas del Garaje Sumergido.

Con ellos tocamos en Valencia de Don Juan, en la Plaza de Toros y le dedicaron a Pacho SANGRE DE AJUSTICIADO, porque se había cortado al afeitarse (!)... dos horas después los mozos del pueblo querían linchar a Pacho, que se había ligado a la novia de no sé quién, nunca una dedicatoria fue tan premonitoria. Ya con Los Flechazos coincidimos muchas veces, Los Deicidas nos ayudaron un huevo en los comienzos, y aprendimos mucho copiando su actitud y su energía. En un concierto en Madrid Jose causó baja (una vez más) por problemas familiares y la armónica de nuestro tema estrella (Un Bidón de Gasolina) se la aprendió el Pájaro en el viaje de ida y la tocó con nosotros. Un par de años después tocábamos juntos en un pueblo de Levante, una macrodiscoteca enorme. El Pájaro se pilló la bufa del siglo, dio un conciertazo con los Deicidas, se subió a tocar Barefootin' con nosotros (tras prometer que se sabía cada lick de guitarra de la original de Robert Parker... el cabrón terminó el tema 10 segundos después que nosotros!!! Allí el Pájaro descubrió que Los Flechazos hacíamos "soul psicodélico!!"), mientras ligaba con la camarera de la barra y sin que ella le viera, se sacó la chorra y se puso a mear, mientras le decía "pues sí, yo también tengo un bar en León..." Al final conseguimos que no lo mataran una pandilla de bakalas, malos, malos, de los de finales de los 80. 

El Pájaro era eso, puro inconformismo y actitud rebelde, con un punto caótico de infantilismo que lo hacía tierno y transgresor a la vez. Y tocaba la guitarrra de puta madre, cuando lo vio Kike Turmix se quedó flipado, y en la época del comienzo del Layla venían sus amigos de Madrid a pinchar garaje y había fiestón. El en el Agapo descubrió el rollo motora pero a la vez reafirmó su punto individualista ("¿Cómo puedes ser mod? Déjate de uniformes...") y seguro que eso le llevó a sonreir maliciosamente al vernos entrar en el bar, y colocar en el plato un disco de Michael Jackson (qué cabrón!!). Siguió haciendo música, se abrió La Fundación y todo cambió mucho y perdimos bastante el contacto, nos veíamos en conciertos en el Platón (El de doblete, yo de domingo aburrido"...por un día que sale uno!!!!"), también siguió tocando y sus sesiones acústicas siempre fueron cita obligada. 

A mí me parece que ha sido un tipo imprescindible en la historia musical de la ciudad, un outsider tal vez pero con gran talento y un CARISMA indiscutible. El otro día me encantó volver a escuchar su voz y su guitarra, hizo una actuación arriesgada (otra vez), fuera nostalgia, vamos a tocar lo que yo quiero tocar ahora, en la fiesta del rin sonaron canciones para el rin, con un sentimiento de "comunidad" que igual no entienden todos, pero que muchos agradecemos. 
El Pájaro es El Pájaro and Not Fade Away, larga vida al Pájaro, mis huevos!!! 

Es un Crack, no cabe duda. 

 

 

POR PACHO RODRÍGUEZ (2007)

Pajares y Zapico, fundadores del grupo, recrearán su repertorio en una actuación única que contará con músicos que tocaron en una de las grandes bandas de los 80 

En la memoria ausente del pop leonés, Los Deicidas ocuparían un lugar destacado en el top ten, necesarios para entender aquella década doble que al principio capitanearon Los Cardíacos y que terminó pilotada por Los Flechazos. Pongamos que eran los imprecisos 80 cuando José Luis Pajares y Felipe Zapico saltaron al ruedo con la intención de provocar y cantar, epatar y convertirse en unos Siniestro Total a la leonesa  (no había muchas más referencias) y, definitivamente, ocupar un espacio más allá del pop: el de unos casi punks adaptables al colectivo. Es decir, que habían llegado para ser más que un desahogo adolescente y tenían ya consciencia de que subirse a un escenario no era sólo una noche de juerga y, que detrás de esa apariencia de “nos da todo igual”, seguro que se metían sus horas de ensayo para concretar sus aberraciones pop o sus himnos postpunk. También, por admiraciones confesadas, esta banda de dos cabezas parecía la de unos devotos del rock añejo setentero que no quería perderse las corrientes de los años que les tocaba vivir.

Los Deicidas tenían tal facilidad para crear singles que, si hubieran nacido en una ciudad más grande, o simplemente con algo de autoestima, otro gallo discográfico les hubiera cantado. Porque ellos, con cuatro conciertos iniciáticos, alguna maqueta artesanal y sus noches en el CCAN, auténtico santuario alternativo de entonces y de siempre, consiguieron que la gente coreara a la voz de ya: Dora, Dora, Dora, deja a los estudiantes, Dora, Dora, Dora, vuelve a ser la de antes… Y la primera maravilla de pop-rock vigoroso que se despacharon con aquello de: Ya no puedes escapar a mi poder de seducción...  Y lo de hippies, hippies, hippies, escuchando a Deep Purple en cuclillas. O Cuatreros, canción que sobrevivió al grupo durante años en el hit parade del Húmedo y del Layla.

Todo cabía en ese contenedor musical que eran Los Deicidas, una banda al más puro estilo road rock que pasó a limpio Moderno de cartón piedra (E.P. 1984), Landrú se divierte (L.P. DRO. 1987), El barco más pirata (DRO. 1989), Epístolas (JCK. 1993); y que contó con otras apariciones estelares en artefactos colectivos como Estrellas de PIGS (PIGS, 1986), Teloneros (DRO, 1987) o la cinematográfica A galope tendido (BSO 2000). Siempre con José Luis Pajares y Felipe Zapico como capitanes de una nave en la que les acompañaron nombres insignes del pop leonés como la efímera Dora o los consistentes Gelo Baillo y su hermano Javier, Rafa Hernández, J.L. Suárez, Javier Tirado, J. Manero, J. Gago o Kike Cardíaco. Todos, en algún momento, pasaron por la banda. Y León, algún que otro día, fue la ciudad más deicida de España.

La octava fiesta de elrin.com recupera a Los Deicidas, en exclusiva mundial y por una sola noche, para recordar cómo se las gastaban en escena. Para rememorar un tiempo en el que los locales de ensayo tenían siempre abiertas las puertas de la imaginación y la originalidad.


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