Si hay alguien que lleva tiempo en esto de la música
ese es Martín.
Todos aquellos que vivimos desde dentro la actividad musical de Valladolid
le conocemos de sobra. El resto le conocen por cosas puntuales que ha
ido desarrollando a lo largo de su dilatada carrera, como su participación
en Qloaca
Letal , Replicantes o en el teatro
Corsario (entre otros).
Martín es un músico que reúne a la vez una completa
formación musical junto con el manejo de las tecnologías
más avanzadas.
Veamos, muy poquitos en este mundillo del rock’n’roll y la música moderna
conocen los secretos del solfeo, la armonía, melodía y
ritmo desde el punto de vista académico y técnico. Claro
que eso no quiere decir nada, la mayoría de los músicos
tocan de oído y muchos lo hacen muy bien, pero esta formación
en el caso de Martín se nota en la riqueza de matices que adquieren
sus obras del tipo que sean, si Qloaca letal marcó la diferencia
con el resto de grupos punk y hardcore de la época fue precisamente
por esa forma de interpretar y concebir que se desarrolla en escalas
cromáticas imposibles, al alcance de muy pocos, al margen de
la fuerza que imprimía la sección rítmica (capítulo
aparte para Charlie Crespo y Oscar Astruga). Explico esto intentando
dar otra visión, como músico y amigo, de alguien que vivió
aquella historia muy de cerca y que tuvo la suerte de colaborar con
ellos en algunos temas montados exclusivamente para las últimas
representaciones (1.985) de “Para terminar con el juicio de Dios” del
Teatro Corsario.
De forma paralela Martín fue probablemente el primer músico
de Valladolid que consiguió hacer música con un ordenador
(spectrum) y hablo de una época en la que no se había aun
desarrollado ningún software específico para esta utilidad.
Es difícil de explicar a aquellos que no conocen el asunto o los
que han empezado a hacer música apoyados en todo tipo de programas,
editores wav, cajas de ritmos, secuenciadores, sintetizadores virtuales
y el más amplio catálogo de plug-in y accesorios. Hablamos
de artesanía pura, trabajo de chinos que requería horas y
horas de esfuerzo y dedicación para secuenciar una simple
melodía; a partir de ahí siempre atento a los avances tecnológicos
ha ido siendo pionero en la utilización de todo tipo de recursos,
desde la programación midi hasta la instrumentación virtual,
sin sucumbir a las “supuestas” facilidades que aportan estos medios (léase
bacalao) , sino al contrario, investigando y poniéndolos al servicio
de sus principios musicales como creador.
En el medio de todo esto infinidad de trabajos y composiciones de todo
tipo, desde el pop o rock’n’roll más personal hasta la creación
de bandas sonoras de documentales o soporte musical de los montajes del
Teatro Corsario, lo cual le permite dar rienda suelta a otro tipo de expresión
que generada por su necesidad creativa le ayuda a calmar su inquietud como
compositor.
Hablo de todo esto porque creo que es necesario para entender “Sofa
TV”, su último trabajo publicado (2002). Además de una producción
perfecta fruto de la experiencia y el gusto por el trabajo bien hecho,
nos encontramos aquí con una obra llena de detalles, sugerencias
y personalidad difícil de describir. No es un trabajo hecho pensando
en el gran público, todo lo contrario, es una obra underground,
destinada a sensibilidades con cierta preparación musical (él
diría que para sus amigos).
Si se puede enmarcar en algún estilo es en el de música
electrónica.
Aquí podemos encontrar influencias de todo tipo de músicos
que hemos venido escuchando durante toda la vida, desde Robert Fripp o
Brian Eno hasta Suicide o John Cage pasando por Beethoven o los últimos
creadores de música electrónica experimental, no se trata
de decir nombres, Martín no crea música basándose
en este o en el otro para emular sus virtudes sino que expresa lo que le
sale de dentro y le da la gana sin pararse a pensar si la gente lo entenderá o no. Este es un disco para escuchar sin perjuicios tranquilamente en casa
y deleitarse.
“Titus Andrónicus” (¿música de romanos?) , “Sofa TV” (¿rock’n’roll ecléptico¿) o el
“Adagieto” (Réquiem por quien?) , “Juguetito”
(¿contra el mercado de consumo y el militarismo?).
Si quieres adentrarte en otro universo paralelo diametralmente opuesto
a “operación triunfo”, esta es la ocasión.
Precauciones : no se te ocurra escuchar este disco si has tomado una
pastilla de éxtasis.
P.A.