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GONZALO MARTÍN-CALERO
a esto que miro
del 23 de noviembre de 2007 al 6 de enero de 2008

SALA MUNICIPAL DE EXPOSICIONES DEL MUSEO DE PASIÓN
De martes a domingos, de 12,00 a 14,00 horas
y de 18,30 a 21,30 horas.
Lunes, cerrado
Calle Pasión, s/n. VALLADOLID
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TEXTOS:
a esto que miro
Por Francisco Pino
PINTURA PARA LOS OJOS
Por Francisco Pino
La celebración del mundo / 2/ Weiss
Por José Jiménez Lozano
La belleza de lo complejo
Por Chôzo Yoshii. Galerie Yoshii. Tokio-Nueva York-París
Gonzalo.
Por Stephanie A. Stebich. Directora. Tacoma Art Museum
6 Jaiquillas tras el color esencial de Gonzalo Martín-Calero
Por Antonio Piedra. Dtor de la Fundación Jorge Guillen
Urgente epístola a Martín-Calero
Por Antonio Carvajal
En torno a Martín-Calero
Por Francesc Miralles
a un pintor
Por Francisco Pino
El imán del vacío
Por Mario Hernández
EL RUMOR DE LA TIERRA
Por Severo Sarduy ______________________________________________________
EXPOSICIONES INDIVIDUALES =>
EXPOSICIONES COLECTIVAS =>
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Comisario de la exposición:
Gonzalo MARTÍN-CALERO
Diseño de Montaje en Valladolid
Gonzalo MARTÍN-CALERO y
Museos y Exposiciones. Fundación Municipal de Cultura.
Coordinación de la exposición en La Sala Municipal de exposiciones del Museo de Pasión
Juan González-Posada M.

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“A ESTO QUE MIRO" poema dedicado a mi pintura por Francisco Pino, sirve de titulo a esta exposición en el Museo de la Pasión organizada por el Ayuntamiento de Valladolid.
Después de realizar exposiciones fuera de España en Museos: Metropolitan Museum of Manila, Museo Marítimo de Malta, Museo de Bellas Artes de la Universidad de Estambul, Museo de Tunez, Centros de exposiciones de gran prestigio organizados por las autoridades francesas en el Château du Grand Jardín de Joinville y en la Abbaye du Mont-Saint-Michel y de mis exposiciones con uno de los marchantes de mayor prestigio internacional, el japonés Yhozo Yoshii en sus galerías de Tokio y Paris, mis próximas exposiciones serán en siete museos de de Francia, Japón, China, Filipinas y Estados Unidos.
Es pues un verdadero placer que mi ciudad, el ayuntamiento, me organice esta exposición como testimonio de un reconocimiento publico y oficial a mi pintura.
Ser pintor es utilizar el leguaje de la pintura, lenguaje único y el mas antiguo del ser humano con 35.000 años de antigüedad, leguaje insustituible, complejo, que necesita de la visión, de la mirada sin tiempo. La pintura existe para ser contemplada. El cuadro es esencia del Ser, rastro profundo.
Agradezco a las autoridades su respeto y atenciones hacia mi pintura, a la pintura.
Gonzalo Martín-Calero
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a esto que miro (Pintura de Gonzalo)
Por Francisco Pino
Hé aquí una luz que vuela hacia un suspiro,
un suspiro que acaba en una luz,
una luz que provoca un arcaduz
de colores que expira en un respiro.
Un respiro que esfuerza a lo que miro
a ser esto que miro: astro y testuz,
testuz de un rielar vivo entrecruz-
ándose: rayos, rayas; gira un giro
de entrañables verdades casi escritas:
algas volando o bien alas adscritas
a espumas; esas olas, ritmo en playa,
verso, verso sutil, poyo de un beso
que redacta escaso y con exceso -!-
un gorjeo de tintas que se calla.
Francisco Pino
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PINTURA PARA LOS OJOS
Por Francisco Pino
Se duda que esta pintura esté hecha para los ojos. ¿Para qué está hecha? ¿Para la mente? ¿Para el corazón? ¿Para el espíritu? Sin embargo son los ojos los que conducen a una aserción indiscutible: Estamos ante un pintor extremadamente pintor.
La simplicidad es adoptada como medio de expresión. No hay argumento ni formas ni la más mínima anécdota, ni siquiera abstracción. ¿Qué hay pues en esta pintura de Martín-Calero? Lo inencontrable está aquí, lo incuestionable sincero. El pintor no quiere equivocar. Consciente de su tarea determina la verdad de un espacio y la entrega. Quiere evitar el padecer del pensamiento, relevar al contemplador del sufrimiento de pensar. ¿Lo consigue? Con placidez la mente se entrega en el aire, el corazón participa de la alegría del vuelo, el espíritu… El espíritu, el corazón y la mente se saben, ignorándose. Los ojos han conseguido la simplicidad avisada de los del pájaro, la fruición de los de la abeja. Como los místicos a través de una noche oscura se ha proporcionado a sí mismo el gozo y lo participa a los demás. Somos arrebatados de pronto a la simple sabiduría de la contemplación.
Esas noches aradas por rayos múltiples, esas albas donde descansan unas lenguas gélidas, ese aire que inopinadamente inicia una huella y se detiene. ¿Hay quietismo? Una quietud muy particular duerme sobre estas superficies. Un místico escribió este verso:
en el mar del amor
y mar de olvido
No se puede desnudar más esta pintura. Ha dejado caer todo lienzo. Un temblor y un naufragio a la vez se muestran. Hay arrebato y profundidad.
Martín -Calero es un pintor consumado y ofrece una pintura consumida hasta el extremo, una verdad que obliga a los ojos a ser lo que son aun a pesar del entendimiento; han sido ganados a su identidad, a su inocencia. Ya no hay duda: esta pintura está hecha para que los ojos sean solamente unos ojos.
Francisco Pino
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La celebración del mundo
Por José Jiménez Lozano
Colores fuertes, planos en una primera impresión; extensiones de rojo, azules, amarillos o verdes, alguna vez un enfrentamiento entre ellos que es un acuerdo, establecimiento de intensidades dentro del mismo color que lo adelgazan o lo adensan otras veces, y siempre la complejidad de la textura de lo que veíamos plano, y casi siempre un algo que crece en ese ámbito, y que al que mira desde luego le parece que lo habita. El ojo del pintor lo ha encerrado en el cuadro para eso. Desde la naturaleza misma, dice el pintor. Y, ciertamente, que lo que aparece en el cuadro tiene su inocencia y su alegría, su polisemia.
Desde el punto de vista estrictamente pictórico, podríamos decir que Gonzalo Martín-Calero tiende en estos últimos cuadros suyos a más silencio. Hay, en efecto, en ellos menos intención del pintor e intervención del pintor para decir, significar o sugerir, más bien no hay ninguna; y tampoco hay abstracciones, sino que son el resultado de la mirada de un ojo simple que ve lo esencial. No ya líneas y colores, ni cierta composición, sino sólo lo que es hermoso y se sostiene por sí mismo como podríamos decir de un signo de escritura japonesa o china, que, visto por un ignorante de su significado, le revela que, aunque para él no signifique nada, se sostiene en la hermosa materialidad de su grafía.
Aquí los cuadros –y en los dibujos especialmente hay este cierto «japonesismo» del que hablo, pero que también está en lo escrito en el agua o visto en una sombra por el pintor– son hermosos de ver, como mañanas y tardes del mundo. Uno se pone ante ellos y experimenta que eso es lo que son, o, más exactamente, la admiración que esa belleza produce en el pintor, su celebración en suma.
En un momento en el que, a tenor de la dogmática artística actual, se nos ofrecen los desechos le crachat, el estiércol, y la disgregación cadavérica, la muerte misma, la desolación, la banalidad de lo hueco, mineral y mínimo, la basura que sería el mundo, y sería el hombre, y los ojos ya no tendrían el consuelo de una hermosura, estos cuadros, que son hermosos, irrumpen como un olor a tierra mojada –olor de Génesis– una mañana azul y soledada, una calma tarde, agua, luz, y la gloria de lo que es y vive en un trazo fino. Y nos sentimos en el mundo, compartiendo la admiración del pintor hacia su belleza.
Platón decía que se nos habían dado los ojos para ver los incorruptibles astros del cielo, pero también se nos han dado los pintores para descubrirnos la incorruptibilidad de esas otras hermosuras cuyo trasunto está en estas pinturas.
Y en los bibujos ¿qué se dice? Porque es obvio que dicen algo, y en ellos se acentúa la simplicidad de lo oriental a que aludía. Pero, de todos modos, sus formas, y su delicadeza o contundencia misma son como el relámpago de esa misma fiesta del ánima, aunque de otro modo, porque el mundo es tan hermoso.
José Jiménez Lozano
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La belleza de lo complejo
Por Chôzo Yoshii.
Galerie Yoshii.
Tokio-Nueva York-París
Gonzalo Martín-Calero, con el que tengo el placer de trabajar en mi galería, busca transmitir la complejidad de la mirada, de la experiencia visual. Juega con todas sus armas ya conocidas: la fuerza del color, las texturas, los trazos negros, las líneas cromadas, la superposición de planos. Su pintura ha crecido en complejidad. Busca desdoblar la mirada y a la vez busca desconcertar nuestra visión. Descompone sus creaciones en unidades independientes, superpuestas, extrañamente complementarias, unidas por algo mágico y sutil que atrapa al espectador, que no sabe por qué lo que tiene delante ha alcanzado esa redondez formal.
¿Será esa línea de allá que complementa a la que apenas se deja ver bajo una cortina de color? ¿Será esa nube negra que choca contra la delicadeza de un rayo azul? ¿Será que además las líneas que tengo delante resultan cercanas ya que, sin saberlo, han sido inspiradas en los campos de la tierra del autor? Cada obra es una pelea, un acercarse juguetona y peligrosamente a esa línea que separa al éxito del fracaso.
En el caso de mi amigo Gonzalo Martín-Calero, una exposicion de grandes batallas ganadas.
Chôzo Yoshii
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Gonzalo
Por Stephanie A. Stebich.
Directora.
Tacoma Art Museum
Las aportaciones de España a los Estados Unidos comienzan con Cristóbal Colón. Todo niño de escuela americano conoce la historia de aquel aventurero que zarpó en 1492 y que con valentía cruzó el océano para «descubrir» las Américas. Una festividad nacional se reseva para honrar al hombre –ese italiano que encontró su patrocinio en la corona española– y así comienza la historia de las muchas nacionalidades que han convertido América en su hogar. Viajar por los mares puede asemejarse a dibujar una línea a lo largo de un mapa, pero sabemos que nunca se trata de una línea recta, que las líneas reflejadas en el mapa son más conceptuales que reales, y que las líneas rectas vienen más de los científicos y de los artistas. Trazar la vida de una línea en el arte, partiendo de las tradiciones Orientales y Occidentales de la línea, tanto en la pintura como en la teoría, es una empresa atrevida y emocionante. Aplaudo a mi colega Gonzalo Martín-Calero, quien dibuja el lenguaje de las líneas que nos conectan a todos, entre continentes y conceptos.
Stephanie A. Stebich
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6 Jaiquillas tras el color esencial de Gonzalo Martín-Calero
Por Antonio Piedra.
Dtor de la Fundación Jorge Guillen
Cuando la nada no era un matiz
ya el blanco reprimía
las demagogias del perfil.
* * *
Las tendencias del azul
en tu pincel
profundidad aúnan.
* * *
Primavera y Castilla:
lógica del verde
en tu edén de explosión fingida.
* * *
En las paredes del alma
un revoque púrpura
arrebata las llamas.
* * *
Violencia amarilla
en esos girasoles de Van Gogh
hasta dar con la música perdida.
* * *
Rojo y amarillo
con su mezcla en un dedal
aventan salud al naranjal.
Antonio Piedra
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Urgente epístola a Martín-Calero
Por Antonio Carvajal
Salud, Gonzalo amigo. Ve: lo tuyo
no es pintar, es latir; no es arte, es vida.
Una vida española, tan proclive
a toda desmesura. Tú no pintas
una brizna de hierba: das el eco
último de la hierba en alta esfera,
donde anida la idea de la hierba
que debe ser y que a la idea se atreve.
Por eso en ti el color es la fragancia
astral que nutre –como nutre el limpio
rocío– el fondo sin pintar del alma.
Un alma que en tus noches espejea
todo el anhelo de una luz futura,
todo el misterio de la luz lograda.
Antonio Carvajal
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a un pintor
Por Francisco Pino
Imita a sombra y embrujo,
a solícito tachado,
el duermevela dibujo
de Gonzalo,
murmura orbital color
azul o verde o carmín,
ese inmenso resplandor
de Martín.
La perspectiva se duerme
en siesta de luz, de Eros
y la paz al lienzo envuelve
de Calero,
Y así se hace en su pintura
aliento, voz, ventisquero,
eternidad de hermosura
Gonzalo Martín-Calero
Francisco Pino
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En torno a Martín-Calero
Por Francesc Miralles
En realidad, la pintura contemporánea se inició a partir del empeño de Paul Cézanne de ver el mundo de manera objetiva. Cuanto pasaba ante nuestros ojos debía ser fríamente analizado y racionalmente descompuesto. Era la reacción a la contemplación subjetiva que habían impuesto los impresionistas. A partir de ahora todo lo real se componía, o descomponía, en planos y figuras geométricas. Era el supremo esfuerzo por llegar a la realidad, esencial, inmutable, de la naturaleza, de las cosas. Al unísono con los progresos de la técnica, parecía que con la eliminación de toda subjetividad, con la estructuración racional y geométrica de la naturaleza, se alcanzaba la definitiva conquista de lo real.
Este posicionamiento ante la tela revolucionó la pintura y dió lugar a una serie de evoluciones, reacciones, contraposiciones, que han conformado la pintura del siglo XX. No es el momento de relacionar todas estas aportaciones que condujeron, de manera irremediable, al vacío de la pintura. Pero sí que debe constatarse que, consecuencia de todo ello, fue la reacción que, a partir de los años sesenta y setenta, se gestó, respecto a la crítica de los lenguajes y de la propia pintura. También fueron diversos los posicionamientos a este respecto: uno de ellos, el más envolvente y genérico, el del retorno a la llamada pintura-pintura, o sea, el posicionamiento personal, sensitivo, del hecho de pintar. Era un alejarse de las rígidas teorías y formulismos, un retornar al gusto del color, un volver a encontrarse con las raíces de la subjetividad.
II
Apunte histórico, éste, que conviene tener presente porque Gonzalo Martín-Calero es fruto de esta reacción: su obra surge de esta nueva manera de ver la pintura, de esta manera de ver la creación. Gonzalo Martín-Calero surgió en un momento en el que Rothko afirmaba que las pinturas debían ser como los milagros. 0 sea, Martín-Calero era hijo de aquella época en la que retornaba un indefinido romanticismo -palabra que no se podía pronunciar pero concepto al que se estrechaban fuertes lazos de unión. Resurgían en el arte, en la pintura, nuevas inquietudes espirituales y sensoriales. Parecía que mucho de lo dicho y escrito en momentos anteriores comenzase a ser reconsiderado, a ser tenido en serio. Así, Kandinsky había dicho: “El artista debe adiestrar no sólo su vista, sino también su alma, de modo que pueda sopesar los colores en su propia balanza y convertirse así en un determinante de la creación artística. Si comenzamos en seguida a romper los lazos que nos ligan a la naturaleza y nos dedicamos puramente a la combinación de color puro y forma independiente, produciremos obras que serán mera decoración geométrica, concierto parecido a una corbata o una alfombra". Pablo Picasso había dicho: "Todo el mundo quiere entender en pintura. ¿Por qué no tratamos de entender también el canto de los pájaros? ¿Por qué amamos una noche, una flor, y todo lo que rodea al hombre, sin tratar de entenderlo? En tanto que, con respecto a la pintura, queremos entender". Una larga serie de cuestiones espirituales y románticas volvían a ser consideradas, postergando los aspectos más teóricos.
III
Gonzalo Martín-Calero consolida su obra en los años ochenta, cuando volver a "pintar" no es considerado motivo de escarnio. Y pronto queda embriagado por el poder, la magia, la fascinación del color. Desde los impresionistas, el color es el gran protagonista de la pintura -aunque en algunos momentos trate de matizarse, o incluso menoscabarse, esta importancia. Monet no intenta plasmar la catedral de Rouen, sino transmitirnos un mundo de sensaciones a través de los tonos de color. "Un artista ha de poseer la naturaleza", afirmaba Matisse.
Y así Gonzalo Martín-Calero. La limpidez de su color se halla vinculada a esta su Castilla, que reverbera el color bajo un sol implacable. Sus amarillos, sus verdes, sus azules, son fragmentos de campo castellano que reflejan, como el campo real, la más acerada y transparente melodía de color.
Siempre he pensado que este artista vallisoletano nos va acercando a la naturaleza, va recreando la naturaleza. Él tiene sus campos y sus cielos, sus trigales y sus barbechos, sus primaveras y sus veranos. Y tiene también sus ramas, las huellas de ríos, las topografías de caminos. Siempre me ha parecido, la naturaleza de Martín-Calero, poderosamente atractiva, como los sueños, como los espejismos. Sus cuadros, cuando se miran con intensidad, son cambiantes, como los paisajes reales. Porque Martín-Calero es, en realidad, un paisajista. Un paisajista de naturaleza y de estados anímicos.
IV
En la historia del arte nos perdemos en disquisiciones estilísticas y de lenguaje. Pero todavía no se ha escrito una historia del arte desde los sentimientos y las pasiones. La obra de Gonzalo Martín-Calero constituiría una página de este apasionante estudio. Como Van Gogh, el artista vallisoletano funde el paisaje externo con los sentimientos, con el paisaje interior.
Aquí no se trata de la teoría kandiskyana de atribuir un color a un estado de ánimo sino de descubrir los estados de ánimo con el color. No estamos ante una teoría sino ante una sensibilidad. De nuevo el arte retorna a aquella embriaguez que fundía el alma con la naturaleza y forzaba los sentimientos más apasionados. Martín-Calero nos introduce en los remansos del espíritu donde hallamos las fuerzas que generan nuestras pasiones, nuestros sentimientos.
"Siempre es emocionante ver nacer el universo", se ha dicho referido al Martín-Calero paisajista de la naturaleza. Siempre es apasionante ver aflorar un alma, digo ante el Martín-Calero paisajista de interiores.
Francesc Miralles
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El imán del vacío
Por Mario Hernández
El pintor Martín-Calero es un laborioso artesano,, un continuo aprendiz de su propio camino. Hace quince años que conozco su pintura y me atrevería a decir que apenas ha variado en lo esencial y profundo. Anclado firmemente en ese territorio tan vasto y diverso de la abstracción informalista, la sabiduría técnica del pintor se ha acendrado, así como se ha ampliado con el tiempo la gama de color utilizada. Pero Martín-Calero, hoy como ayer, sigue siendo un pintor en continuo riesgo, alguien que anda sobre un alambre tenso y que se expone a la caída ante nuestros ojos con la misma palpable evidencia que el equilibrista. No hay trampas posibles en lo que hace. No puede, ni podemos, hallar refugio en la boscosa dulzura, en la indolencia de -lo sabido. El cuadro de Martín-Calero es o no es, sin posibilidad de quedarse en el término medio.
Es pintura armada sobre dos equilibrios: el color y la textura. Dicho de otro modo: la textura del color y de la materia. Los dos ,se traban, se encienden o se apagan juntos. El negra se disipa o se aborrasca en gris; llarnea y se cuartea el amarillo, más de tierra sedienta que de mies ondulante; asciende luminoso el azul; el blanco se agrisa o se rasga para salvarse, para escapar del -vacío, imán consentido por el pintor Surgen entonces esas superficies que ha descrito e poeta castellano Francisco Pino: «Esas noches aradas por rayos múltiples, esas albas donde descansan unas lenguas :gélidas, ese aire que inopinadamente inicia una huella y se de tiene».
Mas la tensión expresiva exige una arquitectura. Los colores nombrados viven y se exaltan gracias a rasgadura s, a sobreimposiciones de materia, a, tonalidades en contraste, a sombras que se difuminan o se compactan, No conozco ningún pintor, moderno que se haya atrevido, como MartínCalero, a buscar en el solo negro esa humedad de celaje barrido que no tiene comparación posible en la naturaleza; ni nadie que haya intentado trabajar el blanco como dureza, no como transparencia.
La pintura de Martín-Calero muere en sí misma, no abre ventanas hacia otras cosas. Es pintura pura, que descansa o se enciende desde su propio centro. Y, sin embargo, se entrega sin esfuerzo al contemplador que sabe o quiere mirarla. ¿Magia de la inspiración? Y búsqueda conseguida.
MARIO HERNANDEZ
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EL RUMOR DE LA TIERRA
Por Severo Sarduy
La pintura de Martín-Calero no anula la percepción de la realidad, ni la transpone en otra escala –la de lo granuloso y celular, o la vasta hélice esplendente de las galaxias- ni siquiera crea un alfabeto autónomo y desligado de ella; sino que la perturba con la rapidez de su gesto, la des-focaliza, la decanta.
Los datos de lo real, el paisaje inmediato y hasta las materias y colores que la visión supuestamente normal de lo cotidiano nos ofrece, se ven, en estas telas, reducidos a puras intensidades, a enunciados cromáticos: toda una celebración y toda una lógica de la pintura, como si las cosas se despojaran del lastre de su materia inerte, de su significación banal, para tener acceso a otra energía, a otras conexiones táctiles y visuales: a la epifanía del color.
No los campos cuadriculados, uniformes y amarillos de Castilla, ni siquiera las distintas texturas de sus parcelas, el borde obscuro de sus clausuras, sino su substrato invisible, la lenta acumulación de sus capas, las densidades y las voces de la tierra o la arena; una historia escrita –geoglifos blancos-, otra geología.
Desfocalizar lo real implica también subvertir los rituales de la mano que pinta, el código fijo de la espátula y el pincel. Sin acudir a lo teatral de lacerar el soporte, o el abandono, siempre ambiguo, de la panoplia pictural, Martín-Calero instaura otro contacto con la tela y sus bordes, a la vez más amoroso, más cuidado, que el de los pintores que lo precedieron en el contexto español, pero también más vigilante, más exigente: un diálogo de orden musical, aparentado al primer jazz, donde la verdadera espontaneidad, o la significación, no resultan más que de una difícil sencillez o de un arriesgado equilibrio: ni la libertad total, ni nula.
Pintura meditativa, por su discreción, por lo tenue de su gama, por la disposición de sus blancos y sus silencios; pintura religiosa: por la atención que presta a lo material.
Pero ir desde el paisaje castellano, desde las terrazas superpuestas de amarillos y ocres, hasta la pura manifestación del color, ensimismado y desnudo, es como ir desde el árbol primitivo de Mondrian, resumiendo paulatinamente sus líneas, más esquemáticas a cada nuevo esbozo hasta las ortogonales de colores primarios: “lo universal no puede expresarse con toda pureza más que cuando lo particular no obstruye el camino” (Rothko).
Esa tentación hacia lo austero, esa reivindicación de la pintura –convertirse en el lugar de lo revelado- termina por abolir toda referencia a lo visible, toda descripción que se refiera a una saber de la memoria, a los datos conocidos, a la evidencia de la representación: “Parecería que hay como una tentación manifiesta en toda una tendencia del arte, y en el curdo de su historia, para hacer de la pintura el medio de aproximarse al corazón sagrado del universo, o al lugar de la revelación de lo sagrado. Esa tradición religiosa de la pintura, Newman y Rothko la concluyeron grandiosamente, desplegando ante nuestra mirada las verdades esenciales ocultas a nuestros ojos cegados, rodeándonos en la transparencia de su luz. Como en el arte bizantino, tal y como Duthuit lo exalta, como en el gran arte que proclamaba Jackson Jarves, el universo y lo sagrado no son ya panoramas que nos enseñan; sino que la pintura, pintura para la eternidad, nos libra sin obstáculos el misterio de las cosas. Habitamos el paisaje”. (Mark Rothko, por Bernard Ceysson, Chêne, anexo al libro de Diane Waldman)
Severo Sarduy. Paris 1984
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HISTORIAL PROFESIONAL DE GONZALO MARTÍN -CALERO
Gonzalo Martín-Calero
1952 - Valladolid (España) ______________________________________________________
EXPOSICIONES INDIVIDUALES
2007
Sala municipal de exposiciones del Museo de la Pasión. Valladolid (España).
2004
Convento de San Francisco, Santo Domingo de la Calzada, La Rioja (España).
Sala St. Angelo, Museo Marítimo de Malta (Malta).
Museo Resim Heykel, Universidad de Mimar, Sinan Fine Arts, Estambul (Turquía).
Musée de la Ville de Tunez (Túnez).
2003
Galerie Yoshii, Tokio (Japón).
Galerie Yoshii, París (Francia).
2002
Abbaye du Mont-Saint-Michel, Le Cellier de la Merveille (Francia).
2001
Metropolitan Museum of Manila, Manila (Filipinas).
The Luz Gallery, Manila (Filipinas).
2000
Palacio de Santa Cruz, Universidad de Valladolid, Valladolid (España).
Estudio Peironcely, Madrid (España).
1997
Château du Grand Jardin, Joinville (Francia).
1996
Galería L’Oro di Noma, Milán (Italia).
1995
Exposición itinerante, Junta de Castilla y León: Museo de Burgos Casa Miranda, Casa Íñigo Angulo (España).
Palacio de la Audiencia, Soria (España).
Colegio de Arquitectos, Segovia (España).
Centro Cultural Caja España, León (España).
Casa de Cultura, Zamora (España).
Casa de las Conchas, Salamanca (España).
Monasterio de Santa Ana, Ávila (España).
Monasterio de Nuestra Señora de Prado, Valladolid (España).
Galería Martín Brezmes, Zamora (España).
1994
Palacio de los Pimentel, Diputación de Valladolid (España).
Galería Afinsa, Madrid (España).
1992
Galería Ana Blanco, Valladolid (España).
1990
Un brevísimo atajo, Galería Ana Blanco, Valladolid (España).
Un brevísimo atajo, Galería Estiarte, Madrid (España).
Galería Ana Blanco, Valladolid (España).
1988
Galería Carmen Durango, Valladolid (España).
1987
Galería Carmen Benedet, Oviedo (España).
1985
Galería Estampa, Madrid (España).
1984
Galería Carmen Durango, Valladolid (España).
1982
Galería Montenegro, Madrid (España).
1977
Caja de Ahorros, Sala Garibay, San Sebastián (España).
1976
Claustro antiguo del Colegio de las Dominicas Francesas, Valladolid (España).
Biblioteca Municipal, Amorebieta-Echano, Vizcaya (España).
1975
Sala de la Escuela de Artes Aplicadas y Oficios Artísticos, Valladolid (España).
Galería Studio 75, Algorta, Vizcaya (España).
1974
Casa de Cultura, Estella, Navarra (España).
Casa de Cultura, Sangüesa, Navarra (España).
Casa de Cultura, Tafalla, Navarra (España).
1972
Caja España, Valladolid (España).
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EXPOSICIONES COLECTIVAS
2007
Primavera, Sofía Gaspar Art Gallery, Hong-Kong (China).
2006
Wear it or display it, Sofía Gaspar Art Gallery , Hong-Kong (China).
2005
Art walk 2006, Sofía Gaspar Art Gallery , Hong-Kong (China).
2004
Tributo a Dalí, Exchange Square, The podium Central, Hong-Kong (China).
2002
Homenaje a Dalí, The Rotunda, Hong-Kong (China).
Recordando a Gaudí, The Pavillon, Hong-Kong (China).
La estampa contemporánea, III Trienal del Arte Gráfico, Palacio de Revillagigedo, Gijón (España).
2001
The Pavillon, Hong-Kong (China)
1999
Artistas españoles visitan Campo & Campo, Galería Campo & Campo, Amberes-Berchem (Bélgica).
Veneziarte, espacio Young Museum di Revere, Venecia (Italia).
Arte 2000 en Castilla y León, Instituto Cervantes, París (Francia).
23 Artefiera, Galería Diagonal Art, Bolonia (Italia).
1998
Estampa 98, Galería Diagonal Art, Madrid (España).
La estampa contemporánea, II Trienal de Arte Gráfico, Palacio de Revillagigedo, Gijón (España).
Expo Montichiari, Galería Diagonal Art, Brescia (Italia).
Miart 98, Galería Diagonal Art, Milán (Italia).
Distinto y junto, Pabellón de Mixtos, Ciudadela de Pamplona (España).
Distinto y junto, Sala de Rivadavia, Cádiz (España).
Arte 2000 en Castilla y León, Museo de los Transportes y Comunicaciones, Oporto (Portugal).
Distinto y junto, Casal Solleric, Ayuntamiento de Palma de Mallorca (España).
Distinto y junto, Sala Verónicas, Gobierno de Murcia (España).
22 Artefiera, Galería Diagonal Art, Bolonia (Italia).
Arte 2000 en Castilla y León, Sala Plaza de España, Comunidad de Madrid (España).
Un crit conta la intolerancia, Casa Elizalde, Barcelona; L’Excorsador, Sitges; Claustro de la Universidad de Santiago de Compostela (España).
1997
Iberia pictórica, Palazzo Castell’Arquazo, Piacenza (Italia).
Iberia pictórica, The Fleuron of Crest Foundation, Milán (Italia).
Art Miami, Galería Afinsa, Miami (Estados Unidos).
España pictórica, Instituto Cervantes, Milán (Italia).
Arte 2000 en Castilla y León, Burgo de Osma, Soria (España).
21 Artefiera, Galería Diagonal Art, Bolonia (Italia).
Distinto y junto, Casa de las Águilas, Santillana del Mar, Santander (España).
Estampa 97, Galería Diagonal Art, Madrid (España).
Paisajes, Galería Diagonal Art, Barcelona (España).
Art per al col, Palau Robert, Fundació d’Investigació
Cardiovascular, Barcelona (España).
Art per al col, Sala de Exposiciones del BBV, Barcelona (España).
1996
Work in Progress, Young Museum, Revere, Mantua (Italia).
Miart 96, Galería Diagonal Art, Milán (Italia).
20 Artefiera, Galería Diagonal Art, Bolonia (Italia).
España pictórica, Palazzo Dúchale di Revere, Mantua (Italia).
1995
Miart 95, Galería Diagonal Art, Milán (Italia).
Galería Defra, Pescara (Italia).
1994
Estampa 94, Galería Diagonal Art, Madrid (España).
1993
China Art Expo, Galería Diagonal Art, Guangzhou (China).
Art Asia 93, Galería Diagonal Art, Hong-Kong (Hong-Kong).
1991
Galería Ansorena, Madrid (España).
1987
Arco 87, Galería Carmen Durango (España).
1982
Claustro de la Catedral, Palencia (España).
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